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  • whitemanakin

TRAS LAS HUELLAS DEL TIGRE

“Camino por el monte decidido. Tan sólo un kilómetro a pie me separa de mi cámara-trampa. Después de una semana de lluvia, en el aire se respira verde. Emprendo mi caminata ansioso e inquieto. Me pregunto si los sensores seguirán funcionando después de tanta agua. Tras atravesar la selva ya faltan pocos metros para llegar a aquel árbol, en donde deje un casero sistema de cámara-trampa junto a su equipo de sensores infrarrojos, capaces de activarse con mucha sensibilidad ante un mínimo movimiento. De haber funcionado todo bien, este dispositivo me regalará fotos en alta resolución de los animales que por azar han pasado por ahí. Gracias a este aparato, me trasformo en un espía, un testigo silencioso de los misterios de la selva. Sigo caminando, cada vez más cerca, empiezo a ver huellas sobre el barro de al menos un felino y otros pequeños mamíferos. Parece que en el silencio del monte hubo mucho movimiento y eso me acelera el paso.

Lo cierto, debo decir, es que hace muchos años, busco capturar una foto de Él. Del que es. Del que no se nombra porque de hacerlo, dicen los locales, se aparece: el yaguareté, el mayor felino terrestre de América. Incansable caminante, excelente nadador. Temido por muchos, buscado por otros, adorado por menos. Es a Él a quien busco.

La Selva Atlántica, presente en la Provincia de Misiones, es uno de los últimos bastiones del yaguareté en la Argentina. También conocido como tigre, este maravilloso animal años atrás solía distribuirse por todo el norte argentino, pasando por la provincia de Buenos Aires y llegando inclusive al norte de la provincia de Río Negro. Principalmente por la acción del hombre, el yaguareté fue desapareciendo quedando en la actualidad una población de 200 individuos, hoy distribuidos en forma aislada entre las selvas de montaña de Salta y Jujuy, el Gran Chaco en Formosa, Chaco y norte de Santiago del Estero y en la Selva Atlántica de la provincia de Misiones. En este último lugar se estima que quedan unos 50 individuos, los cuales se encuentran en peligro crítico de extinción. En el 2001 se declaró al yaguareté como Monumento Natural Nacional, lo que le dio un estatus de protección equiparable a un área geográfica protegida. En este sentido, es como si fuera un parque nacional en movimiento.

El yaguareté se resiste. Resiste a la extinción. Resiste el avance del hombre. El yaguareté es la resistencia viva de la selva. Por suerte, todavía en Misiones hay esperanzas y personas comprometidas en su conservación.

La existencia de estos felinos es prueba de que a pesar de todo, aún tienen un hábitat para vivir. Mientras tanto mi trabajo es la espera. Sigo sumergiéndome en la selva, esperando el día en que Él, detenido con todo su esplendor, aparezca dentro de mi cámara fotográfica.”

Emilio White



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